La canción de este grito es “Mother” de John Lennon.
La palabra “mamá” me es tan familiar y en ella esconde una plegaria, que dice —por favor preocúpate por mí, por favor deja de gritar y acaricia mi cabeza con ternura, por favor quédate de mi lado, no importa si estoy bien o mal– y aun así no puedo dejar de decirle “mamá”
Ayer desperté de una siesta después de un ataque de nervios provocado por mi madre y aún después de eso la busqué, grité por ella como cuando era niño, cuando despertaba y ella no estaba conmigo bajaba corriendo las escaleras gritando por ella, a veces lo hacía llorando pues estaba desesperado, dejaba de respirar cuando lloraba porque siempre tenía miedo de que ella se volviera ir
Sabía que ella me hacía daño, siempre he sido consciente de ello, pero no dejaba de ser “mi mami” que le pediría perdón no importa que ella tuviera la culpa, porque no podía (y creo que sigo sin poder) entender porque no me quería, porque aunque éramos idénticos tanto en el físico (odia como me veo), la manera de reír es de la misma forma ruidosa, la manera de hablar a grito pelado o de hablar en susurros tenues, de bailar y cantar como si el mundo no girara, de amar a otros más de lo que nos podemos amar a nosotros mismos, me enseñó que es posible demostrar la misma frialdad a un hijo como lo harías con un desconocido
Pero también tenemos en común que buscamos en los rincones más pequeños ese amor cálido y que, aunque duela es todo tuyo ese dolor, para mí ese rincón más pequeño, era ella
pero, aun así, creo que en su momento me culpe hasta quebrarme porque ella no me quería, porque no era suficiente para mamá, de niño buscaba enfermarme para que ella me abrazara, aunque a veces apretaba muy fuerte, hasta dejarme sin respirar, pero quería creer que era su cariño el que me robaba el aliento, que seguramente mi voz le molestaba y si no hablaba ella me querría más, le molesta que sea tan raro entonces prefiere no verme a los ojos, tal vez ve en ellos algo que no debe de estar ahí o algo que le parece familiar
sigo teniendo este dolor en el pecho porque ella no puede quererme tal como soy, por ella me he roto cada hueso y aun así parece que nunca seré suficiente, porque es mi mama y porque no puede quererme, se supone que debe de quererme, recuerdo que ella siempre le dio todo su amor a mi hermana mayor y también recuerdo sentir un enorme rencor a mi hermana causado por mi madre y es irónico, es divertido, porque yo amo con todo mi corazón a mi hermana, daría lo que fueron por ella, pero no puedo, me duele y me vuelvo un perro rabioso, no puedo detener el tornado de todo lo que a veces siento cuando mamá dice que debería de ser como ella, que debería de pararme más derecho, que debería sonreír más pero a la vez que sonría menos, que no grite, que no sienta, que sea frio, que soy un perro, que soy muy sensible para un mundo dispuesto a romperme en dos y la primera que me demostró que ese miedo era cierto, fue ella
Estoy cansado de romper todas las noches porque por más que ruegue, la culpa no se desvanece, me lleno de rabia y de tristeza, de romperme porque tal vez soy yo el problema y nadie nunca podrá amarme y tendrá razón mamá, soy difícil de amar, es divertido porque recuerdo a mi hermana irse de casa por cualquier cosa y sería recibida con los brazos abiertos, pero antes de eso mamá me pediría dormir con ella y llorando sobre mi diría —tú no puedes dejarme, eres mi niño—, solo sería una segunda opción cuando estuviera triste, cuando su princesa no pudiera abrazarla e hiciera frio, pero yo siempre estaría libre si ella se rompe, puede romperme y ocupar mis pedazos, pues ¿es que solo para esto fui hecho?
Pero todo este drama es a causa de que ya estoy harto de fingir que no siento enojo, que no siento un pequeño odio, que me carcome desde lo más profundo, dentro de las mil cartas que he quemado porque no se las puedo entregar, como sociedad hemos fomentado la idea de que no importa cuánto nuestras figuras maternas nos lastimen, siempre tenemos que perdonarlas, porque es mamá, ella debe de quererte y debes de agacharte si te hace daño, como si no fuera horrible ver a los ojos a mamá y ver su amor por ti desvanecerse, porque ella daría todo por ti, aunque nunca lo haya hecho, porque sin su calor no podrías vivir, que tú, el hijo malagradecido es el problema por no saber perdonar
Y en realidad siento mucho que ella haya criado un hijo que nunca quiso, que no es lo que esperaba que fuera, aun así no puedo dejar de amarla, por más que a veces la odie, ese odio es culpa, porque ella sufrió mucho más antes de mí y por eso justificó que no sepa amar, porque crecí esperando lo mejor para ella, deseando que en otra vida no me haya tenido, esperando que sea libre y plena en otra vida, que aun así su sonrisa es bella y espero ella sepa que lo es, pero la verdad es que ningún Niño puede salvar a su madre
Pues cuando pienso en mi madre, ella está sosteniendo un cuchillo, ella está en la cocina y ese cuchillo es el corazón de la casa y el mío siempre está sangrando, cuando pienso en mi madre ella está sentada en una mesa pero ella nunca se sentará en mi mesa, porque la amo y la odio en la misma oración, porque odiarla a ella me ha llevado a odiarme a mí, como un perro que se muerde las patas traseras para dejar de caminar para que me lleve en sus brazos, pero aun así prefiero morir de rabia que ser cargado en sus brazos
Espero ella me escuche gritar, me escuche romperme y por primera vez vea que un hijo puede sobrevivir sin el calor de su madre, porque tengo mis propios latidos, sobreviviré, aunque tenga que quemarme para sentir calor, seguiré sintiendo esa rabia y culpa con la que ya aprendí a vivir y en algún momento ese sentimiento, serán cenizas.
P.D: todavía te quiero
Es cuando te pregunto, mamá, mi madre, mi corazón, mi madre, mi corazón, mi madre, mamá, la tristeza que siento ¿dónde la pongo? Dime ¿dónde mamá?
–Elena Poniatowska, “la flor de lis”
no tienes la culpa de nada, espero puedas sanar.
Como una persona con una relación complicada con su madre, este escrito me llegó al alma.
Duele no poder dejar de querer a alguien que te hace daño, por la cuál sientes tanto resentimiento pero aún así correrías a defenderla siempre. Duele que la única persona que se supone debe quererte no lo haga, dejandote huérfano de afecto el resto de tu vida.